miércoles, 31 de julio de 2013

Conferencia sobre la lluvia


What: Conferencia sobre la lluvia, obra de teatro.
Who: Juan Villoro, uno de mis escritores favoritos.
When: El libro se imprimió en mayo de 2013.
Where: La obra de teatro se estrenará junto con La Ciudad de los libros en la Ciudadela próximamente, en el Foro Polivalente Antonieta Rivas Mercado de la Biblioteca de México.
Why: Es el mejor monólogo que he leído después del de Molly Bloom (tampoco es que pase la vida leyendo monólogos, de hecho si ustedes me pudieran recomendar alguno, se los agradecería). El stream of consciousness llevado al extremo, disfrazado de conferencia. Villoro trata temas puramente humanos como el amor, el deseo, las necesidades carnales, la soledad, y la relación entre un bibliotecario y sus tesoros. Hay grandes ironías, y humor, y es a veces tan latente que nos lleva a compadecernos del personaje. El final es inesperado, no sé si me encantó, pero seguro me sorprendió. Además la edición es muy bonita. Es muy corto, se lee en un par de días de camino al trabajo.
How: Editado por Almadía, ya se puede encontrar en librerías.



Éstas son algunas de las frases que más disfruté:

"Leer es una actividad mecánica. Puede ser cumplida por un autómata, un autómata ilustrado, eso sí".

 "El éxito es la estadística de los cretinos"

"La lectura no exige tener ideas propias, pero sí seguir el ritmo de las frases, algo más difícil de lo que parece".

 "Su destino culminó en la más alta actividad cultural que ofrece esta ciudad: fue velado en Bellas Artes".

"Mi sirvienta pertenece a la escuela naturalista y cree que el mundo es descriptible. Escribe más que yo... su relación con la narrativa es torrencial".

"Te preguntarás si no he querido ser, también yo, esa variante sublime del mamífero: un autor".

"Soy un budista entre los vegetales, en dichoso olvido de mí mismo". 

"Me interesa entender el agua imaginada por los poetas". 

"La literatura es un lugar en el que llueve". 

"Una biblioteca es un banco de ojos. Aquí están las miradas que han donado los lectores". 

"Los volúmenes impresos en papel obligan a que las personas se conecten; pasan de unas manos a otras. Mientras haya necesidad de encontrar otras manos, habrá libros de papel". 

"Mallarmé ya resolvió el asunto: 'El mundo existe para convertirse en libro'."


Bibliotecario: Diego Jauregui (un actor que en realidad era bibliotecario).
Dirección: Sandra Félix.
Escenografía: Philippe Amand.
Producción de la Biblioteca de México y la Compañía Nacional de Teatro.

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Aquí incluyo parte de una entrevista que hice a Villoro para el número de cuarto aniversario de 192 hace ya un año. Los derechos de la entrevista pertenecen a 192. Las fotografías en el texto original son de Javier Hinojosa. En agosto sale el número de quinto aniversario de la revista y está buenazo; en otra entrada les platicaré sobre la revista y este número tan especial.





Juan Villoro y la nave de las letras mexicanas

El 16 de mayo de 2012, al día siguiente de la muerte de Carlos Fuentes, los periódicos nacionales declararon que había muerto “el último escritor mexicano”. Pocos días después, nos sentamos con Juan Villoro en un café para platicar sobre este hecho y el rumbo de la literatura en México.

Nacido en el Distrito Federal en 1956, escritor, traductor y periodista, aficionado al rock, Villoro es una de las personas más elocuentes con las que he tenido el gusto de conversar. Entre sus novelas más importantes encontramos El testigo, por la que ganó el Premio Herralde en 2004, y Arrecife, publicada en mayo de este año por Anagrama. Un gran contador de historias, lo más destacable de su obra son sus cuentos, reunidos en libros como Albercas y Los culpables. Como ensayista, nada se compara con De eso se trata, en donde habla de algunos de los libros más importantes de la literatura universal. Además ha publicado en medios como Nexos, Proceso, La Jornada, y actualmente podemos leer su columna todos los viernes en el periódico Reforma. Ha colaborado con guiones de cine como Vivir mata. En su sitio web (aquí) podemos encontrar también algunos ensayos cortos y su punto de vista sobre otros escritores.

Con una trayectoria admirable, Villoro es uno de esos pocos escritores en nuestro país que se pueden jactar de vivir del ejercicio de la escritura. La construcción de sus frases irónicas, perfectas, nos puede llevar de las lágrimas a las carcajadas de una página a otra, además de retratar nuestro país como pocos lo han hecho. Un hombre de ideas firmes, la sinceridad se nota en sus palabras. Esto fue lo que nos platicó Juan Villoro.


Daniela Valdez (DV): ¿Cuáles fueron los libros que te cautivaron cuando eras niño?
Juan Villoro (JV): Mira, de niño leí muy pocos libros, la verdad. Leí por obligación en la escuela Corazón, diario de un niño, que es horripilantemente sentimental y que te hace llorar muchísimo. Por gusto, sólo recuerdo haber leído algunos libros de Julio Verne que me gustaron, pero me parecía que la literatura se relacionaba con grandes epopeyas y con aventuras extremas que no tenían que ver conmigo; entonces, no leí de niño. No tuve acceso a los libros, desgraciadamente… Empecé a leer muy tarde, por gusto, a los 15 años.

DV: Acaba de fallecer Carlos Fuentes y un periódico publicó: "Muere el último escritor mexicano”. ¿Qué opinas al respecto?
JV: El ser humano tiene siempre la tentación de decir cosas así. Cuando murió Carlos Montemayor, otro periódico publicó: "Muere el último hombre de letras". Tenemos la tentación de pensar que una persona que muere es el último de todos los hombres. Eso es absurdo.

DV: ¿Y quién se queda con esta bandera de nuestras letras?
JV: Nadie. Porque afortunadamente la literatura no tiene que ver con el relevo ni con hacer lo mismo que hicieron otras personas. Es profundamente equivocado pensar que se trata de un mando de poder que tiene que ocupar otra persona. En la literatura ha habido muchísimos escritores, y afortunadamente cada escritor nuevo aporta algo distinto. Pienso que un escritor importante como Carlos Fuentes deja un hueco que no puede ser llenado, pero hay otros que van creando espacios, que a su vez dejarán otro hueco.

DV: En cuanto al oficio del escritor, ¿a qué se enfrenta un joven que se quiere dedicar a las letras en México?
JV: Primero que nada a que no hay lectores. Es un país sin lectores, es difícil que un escritor tenga un público natural. La literatura en México es para pocas personas, pero eso también te da una enorme libertad, porque no tienes presión de un público. El escritor joven debe tener confianza en su propia voz y en su descaro para decir algo distinto y, con el tiempo, si lo que dice es significativo, irán llegando los lectores. Aunque no sean muchos, serán fieles.

DV: Me interesa escuchar sobre tu proceso creativo, admiro tu forma. Me pregunto si es premeditado o natural. ¿Te detienes, revisas?
JV: Corrijo muchísimo. Me interesa que lo que produzco tenga una apariencia de naturalidad y que parezca que no ha costado mucho esfuerzo. Es muy importante que el escritor sufra lo suficiente para que no sufra el lector. No creo en las oscuridades pretenciosas que fingen ser profundas.

DV: Entrando un poquito a tu obra, De eso se trata me parece un título maravilloso. Estudié traducción, y cuando empiezas a estudiar, dudas un poco si quieres hacer eso o no… un día escuche una conferencia de Tomás Segovia y en ese momento reafirmé lo que quería hacer; eso marcó mi camino y parece que también el tuyo, en cierta forma.
JV: Sí, desde luego. Creo que el arte tiene que ver con la traducción. Tomas un modelo, tomas un estímulo original, y con tu propio lenguaje le das otra forma. Para mí la traducción ha sido muy importante, porque ha puesto a prueba mis reflejos como escritor en español, a través de autores de la lengua alemana o de la lengua inglesa. Lo que me gusta mucho de la lección de Tomás Segovia es que las buenas traducciones son un acto de naturalidad, parecen pensadas en nuestro propio idioma, es el misterio de hacer compatible algo que viene de muy lejos. Entonces, cuando Tomas Segovia traduce el famoso monólogo de Shakespeare, en vez de decir, “ser o no ser, he ahí el dilema” o ésa la cuestión, que suena un poco afectado, da con una forma muy natural en nuestro idioma que es "de eso se trata", "ser o no ser, de eso se trata". Me parece que es una lección extraordinaria de cómo algo muy distante aterriza en nosotros como algo muy común.

El resto de la entrevista lo pueden encontrar en el número de cuarto aniversario de la revista 192. 

1 comentario:

  1. Felicidades. Una pequeña aclaración: el nombre formal es Foro polivalente Antonieta Rivas Mercado de la Biblioteca de México.

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